Si estás buscando un plástico que cubra alguna de tus necesidades financieras, debes saber que las tarjetas de Globalcaja se comercializan con las tres modalidades que encontrarás en el mercado: crédito, débito y monedero.
Al contratar una tarjeta de crédito de Globalcaja podrás conseguir aplazar tus pagos. Así, si hay una compra que necesitas hacer en un momento, pero no puedes asumir el coste en el momento o prefieres fraccionar en varias cuotas el desembolso, puedes usar tu tarjeta de crédito de Globalcaja a modo de financiación. El peligro de estos productos es que a veces los usuarios se olvidan del TIN (Tipo de Interés Nominal), que es un porcentaje que se aplica sobre lo que hayas gastado y que se sumará a tu deuda. Como al final acabarás pagando un precio a cambio de retrasar el abono de tus compras, las transacciones te saldrán más caras, y te tocará valorar si puedes hacer frente a este coste adicional.
Las más habituales, y las que más se usan en el día a día, son las tarjetas de débito de Globalcaja. Estas están automáticamente cargadas con el dinero de la cuenta a la que se encuentran vinculadas, y con ellas puedes pagar o sacar dinero dentro de la red de cajeros de la entidad sin preocuparte por las comisiones. Al usar las tarjetas de débito de Globalcaja , eso sí, tendrás que estar pendiente del límite de tus ahorros si no quieres acabar en números rojos.
Las tarjetas monedero de Globalcaja funcionan de forma parecida, porque con ellas dependes de un saldo y te permiten hacer pagos sin financiación. Si se denominan "monedero" es porque puedes cargar en ellas lo que quieras por una transferencia desde tu cuenta. De ahí que se las vea como un método de pago seguro o como una forma de tener controlado el límite de los gastos.
Cuando te hayas decidido por alguna de las tarjetas de Globalcaja , todavía te quedarán algunos aspectos a tener en cuenta, como el precio del plástico. Aunque a veces basta con ser titular de una cuenta de la entidad para que te salgan gratis, a veces sí que pueden cobrarte por la emisión del producto o por mantenerlo –este pago suele ser una cuota anual con la que puedes renovar las condiciones que tienes contratadas-.